Dos letras para letrados
Una composición de lugar
Alberto Medina Carrero
Editor
Se escribe para comunicar algo; en nuestro caso, interesa principalmente en el ámbito profesional. Por ello, hay que fijarse en ciertos aspectos formales antes de entrar a considerar el contenido, pues en ello puede radicar el éxito o el fracaso de la gestión de escribir.
En primer lugar, ha de tenerse en cuenta quién escribe y en calidad de qué. Me refiero no meramente a la identidad personal del autor, sino de la suya como profesional y la de cualquier cargo o puesto que ocupe en el gobierno o en el sector privado. Lo que se diga y, sobre todo, cómo se diga quedará matizado por esa consideración.
La contraparte de lo anterior es a quién se le escribe. No es lo mismo hacerlo a un cliente lego en Derecho, que a un colega abogado. Ni tampoco a un abogado que a un juez. El vocabulario, las aclaraciones y las precisiones son totalmente distintas, según el destinatario. No digamos el tono empleado. El resultado de ignorarlo va desde la ineficacia hasta la insolencia rayana en el desacato.
El vehículo del mensaje es también cuestión para considerar. Hay diferencias apreciables entre una carta a un cliente o a un colega y un escrito para un juez. Igual importan las comunicaciones electrónicas, cuya ubicuidad, utilidad y riesgos nos son manifiestas a todos. La informalidad a las que invitan son un campo minado para la gestión profesional.
También dificulta la comprensión de lo escrito el uso de grafías muy particulares o de moda, casi jeroglíficas, fomentadas por el uso y abuso de las nuevas tecnologías de la comunicación. O el de una jerga o alusiones poco conocidas, que, al decir de un buen amigo, terminan en «hablar en lenguas».
Finalmente, hay que ser consciente del contexto en que se escribe, tanto el de la actualidad del país y el resto del mundo, como el del autor y el destinatario. El mundo ha cambiado, sobre todo, con el surgimiento de nuevas sensibilidades sociales que han de tenerse en cuenta a la hora de referirnos a individuos o grupos de ciertas características. Un desliz en ello puede tener consecuencias gravísimas.
Hecha esta composición de lugar, continuaremos examinando otros aspectos introductorios del proceso de redactar.
Tomen nota.
Alberto Medina Carrero
Editor